La mortandad masiva de peces expone el fracaso de la estrategia gubernamental. ¡Revivamos el Río Santiago!
Pedro Chávez Gómez
A principios del siglo XX, la caza de ballenas era una industria lucrativa, impulsada por la demanda de su valioso aceite, utilizado en lámparas, velas, jabones y otros productos. Se estima que casi 3 millones de ballenas, incluidas azules y cachalotes, fueron sacrificadas, llevándolas al borde de la extinción. Ante este ecocidio, emergió de las profundidades la legendaria ballena albina Moby Dick como un titán dispuesto a proteger a su comunidad. Con una fuerza que desafía toda lógica, embistió contra las embarcaciones balleneras, destrozándolas y lanzando a los tripulantes al mar.
De manera similar a como la blanca ballena resistió la caza desmedida de su especie, el Río Santiago lucha actualmente contra las mentiras y las promesas incumplidas del Gobierno del Estado de Jalisco. Apenas unas semanas después de que, el 26 de junio de 2024, funcionarios del gobierno estatal anunciaran el supuesto saneamiento del río gracias a la estrategia integral “Revivamos el Río Santiago”, con una inversión de más de 4 mil 600 millones de pesos, miles de peces muertos comenzaron a aparecer en las aguas turbias del Río Santiago a la altura de Juanacatlán. Esta tragedia ambiental pone en evidencia la debilidad, la ineficacia y las mentiras de una estrategia que prometía solucionar décadas de contaminación industrial, agroquímica y urbana.
Ante esta catástrofe, el Gobierno del Estado de Jalisco concluyó que la mortandad masiva de peces “se debió a múltiples factores como el fuerte temporal de precipitaciones pluviales de los últimos días que propiciaron el desbordamiento del río el cual los sacó de su cauce, provocando el encallamiento y asfixia, así como la presencia de herbicidas focalizados en ese punto”. Sin embargo, el gobierno descartó la contaminación como causa de las muertes, basándose en un estudio de calidad del agua realizado por la Comisión Estatal del Agua Jalisco, donde se analizaron solo 60 parámetros en un río en el que el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua había registrado 1,090 sustancias contaminantes en su estudio de 2011.
Este informe revela la limitada capacidad del Estado para analizar la calidad del agua, evaluando menos del 6% de las sustancias contaminantes previamente identificadas. Además, resulta contradictorio que se descarte la contaminación como causa de la mortandad de peces mientras se menciona la presencia de herbicidas, lo cual no solo es incoherente, sino que parece intentar desviar la responsabilidad de las emisiones tóxicas industriales hacia los campesinos.
Es alarmante que el Estado no esté alertando a la población local sobre los riesgos de consumir peces contaminados, lo que pone en peligro su salud. En lugar de eso, invierte sumas exorbitantes en campañas publicitarias para afirmar que el agua del Río Santiago ha sido saneada, incentivando a la gente a pescar o nadar en él.
Este Moby Dick de Jalisco nos obliga a enfrentar la realidad: el Río Santiago sigue siendo una cloaca a cielo abierto, y los planes de saneamiento parecen más un sueño lejano que una realidad tangible. Cada pez muerto que flota en la superficie es un testimonio del fracaso de la estrategia y un recordatorio de que la naturaleza no perdona la negligencia y la incapacidad para protegerla.
Referencias
Martín, R. (2024, julio 20). Nadar en el Río Santiago. El Informador.
Melville, H. (1851). Moby-Dick; or, The Whale. Harper & Brothers.
OpenAI (2024). Moby Dick de Jalisco [Generado por IA usando DALL-E]. OpenAI.
Rodríguez, L. (2024, julio 25). Retan a Alfaro a nadar en el río Santiago. Diario NTR.